Reseña Madrid – 10 mayo 2025

Una oreja para Víctor Hernández y dos vueltas al ruedo para Galván en una tarde de entrega sin premio completo

Madrid vivió una tarde de matices en la segunda de abono de la Feria de San Isidro. El viento molestó, el palco negó lo que en los tendidos parecía justo, y los aceros privaron de más trofeos. Pero no faltaron la actitud, el buen gusto y la entrega. David Galván dio dos vueltas al ruedo tras sendas faenas de mucho contenido, mientras que Víctor Hernández firmó una sólida actuación coronada con una oreja. Diego Urdiales, con un lote deslucido, se marchó en silencio.

En la plaza más exigente del mundo, cada detalle cuenta. Y este sábado 10 de mayo, la exigencia madrileña se cruzó con la emoción, la estética y también con la polémica.

La tarde empezó cuesta arriba para Diego Urdiales, que tuvo que pechar con dos toros sin entrega ni opciones claras. Su primero, de El Pilar, protestó desde el inicio y no terminó de humillar. Urdiales lo intentó con sobriedad, pero no halló fondo. Silencio. En el cuarto, más de lo mismo: falta de transmisión, deslucido, sin celo. El riojano volvió a mostrarse dispuesto, pero sin posibilidad de lucimiento.

David Galván fue otro cantar. Al segundo de la tarde lo recibió con elegancia. La faena tuvo ritmo, ligazón y temple, sobre todo por el pitón derecho, donde cuajó dos tandas de bella factura. Con la izquierda también dejó naturales de buen trazo, y el conjunto fue creciendo hasta cerrar con dos pases cambiados por la espalda y un gran pase de pecho. Mató arriba, y Madrid pidió con fuerza una oreja que el presidente no concedió. Galván, serio y torero, dio una vuelta al ruedo con sabor a triunfo negado.

Tampoco hubo fortuna en el quinto bis, un sobrero de Castillejo de Huebra que se desfondó pronto. Galván, sin arredrarse, se fue con él a las tablas y allí exprimió lo poco que tenía el animal con muletazos por la derecha de mando y verticalidad. Mató de nuevo con eficacia, y otra vez Las Ventas pidió el trofeo. De nuevo el palco lo negó. Segunda vuelta al ruedo, y esta con más fuerza.

Víctor Hernández se jugó la tarde con determinación. Su primero, el tercero del encierro, fue exigente. El joven torero supo estar a la altura, tragando y aguantando, logrando tandas intensas, especialmente una por la izquierda que despertó ovaciones sentidas. La estocada, media pero efectiva, selló la primera oreja del festejo.

Con el sexto bis, de Villamarta, Hernández volvió a mostrarse firme, entregado. Fue todo corazón ante un toro incierto. El madrileño buscó la conexión con los tendidos, que respondieron. Pero esta vez la espada no acompañó, y el premio quedó en una ovación tras aviso.