

*Imágenes: Alfredo Arévalo Plaza 1
La corrida de Saltillo que puso fin al mes de abril en Las Ventas dejó una nota de emoción y verdad con el quinto toro, al que Luis Gerpe se impuso con tesón y firmeza, dando una vuelta al ruedo como premio. Javier Castaño, en su campaña de despedida, fue homenajeado tras el paseíllo pero no encontró toros propicios. Cristóbal Reyes, que confirmaba alternativa, mostró actitud pero no pudo redondear su tarde.
Con poco más de 10.000 localidades ocupadas y una tarde en la que el viento volvió a ser protagonista, la corrida de Saltillo ofreció matices de interés y un nombre propio: Luis Gerpe. El madrileño se ganó al público con el encastado quinto, un toro que pidió sitio, temple y firmeza. Tomó tres varas con codicia, y ya en la muleta demostró esa movilidad encendida que distingue a los toros con fondo. Gerpe intentó torear en redondo, sin toques bruscos, pero el animal exigía. En un momento de exposición máxima, fue prendido feamente por el pecho y volteado sin consecuencias graves. Lejos de arredrarse, volvió a la cara y logró dos tandas ligadas con la diestra, sacando partido de un toro que nunca regaló nada. Mató de estocada y, con petición no atendida, dio una vuelta al ruedo ganada a pulso. En su primero ya había dejado muestras de disposición, aunque sin llegar a emocionar.
Javier Castaño, en su temporada de adiós, fue obligado a saludar tras el paseíllo en reconocimiento a su trayectoria. Con el primero, un toro tardo y sin transmisión, anduvo correcto y valiente, pero sin opción a lucimiento. Peor fue el cuarto, un animal áspero con el que Castaño lo intentó hasta sufrir una lesión en el aductor del muslo derecho, que lo obligó a pasar a la enfermería tras su labor. Su esfuerzo, sin brillo, sí tuvo respeto.
El sevillano Cristóbal Reyes vivió la tarde de su confirmación con actitud. Fue fiel a su estilo, con buen gusto en algunos naturales del sexto, un toro muy serio y exigente. Sin embargo, la faena se diluyó por falta de acople y desacierto con los aceros. Con el tercero, un toro de poco empuje pero manejable, mostró intención y temple, aunque sin que aquello prendiera en el tendido. Las dos faenas quedaron silenciadas por la espada.
La corrida de Saltillo, fiel a su leyenda, no regaló nada y exigió verdad. Solo Luis Gerpe logró conectar de verdad con Madrid, dejando el sello de torero dispuesto ante un toro de los que dan y quitan.
Domingo 27 de abril de 2025 – Corrida de toros. 10.353 espectadores
Toros de Saltillo, bien presentados, serios y de gran exigencia. Destacó el quinto por su movilidad y casta.
De blanco y oro: silencio y silencio.
Esmeralda y oro: silencio y vuelta al ruedo.
Caldero y oro, que confirmaba alternativa: silencio y silencio.
Imágenes: Alfredo Arévalo Plaza 1

Periodista taurino




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