Reseña Madrid – 6 abril 2025

*Imágenes: Alfredo Arévalo Plaza 1

El jerezano Miguel Andrades protagonizó la nota más destacada de la tarde en la novillada celebrada este domingo en Madrid. Con entrega, verdad y valor, firmó lo más rotundo del festejo, cortando una simbólica vuelta al ruedo que sabe a mucho en la primera plaza del mundo.

Miguel Andrades se ganó el reconocimiento del público venteño en la primera novillada del mes. El joven jerezano firmó una tarde de exposición absoluta, dejándose el alma en sus dos oponentes de Hnos. Sánchez Herrero. Saludó ovación en el tercero tras una faena de raza, y al sexto —con menos clase y entrega— logró imponerse hasta arrancar una vuelta al ruedo con sabor a premio y a futuro.

Desde su primer saludo capotero al tercero, Andrades mostró otra actitud. Toreó con limpieza y gusto, llevándolo al caballo por chicuelinas al paso muy celebradas. En banderillas se lució con solvencia. Sin probaturas, se echó la muleta a la mano derecha para aprovechar las embestidas de “Giraldillo”, un novillo con calidad, ovacionado en el arrastre. En una serie al natural fue prendido con violencia, aunque volvió a la cara del novillo sin dudar. Con entrega y voluntad firmó muletazos de emoción. La espada, sin embargo, le negó premio mayor y todo quedó en ovación.

Al cierraplaza lo recibió con una larga cambiada en el tercio, y volvió a firmar un tercio de banderillas comprometido. El novillo, sin clase ni empuje, exigía entrega. Andrades se vació, tirando de raza y firmeza para conectar con un público que ya estaba de su parte. La faena, muy meritoria por la actitud y el dominio, tuvo eco en los tendidos. Aunque la espada tardó en hacer efecto, la petición fue suficiente para una vuelta al ruedo rotunda, reconocida con fuerza.

Con casi treinta años, este novillero rompió moldes. No por su juventud, ni por un físico prototípico del escalafón actual, sino por su hambre, su carácter, y una torería que rezuma verdad. No vino a pasar el trámite. Vino a dejar huella, y lo consiguió.

Menos fortuna corrieron sus compañeros de terna. Álvaro de Chinchón se justificó con decoro frente al primero bis, un sobrero serio de Aurelio Hernando que tuvo más nobleza que sus hermanos. Su segundo no le dio opción. Por su parte, Manuel Caballero apenas pudo mostrar detalles ante un lote imposible. Ninguno de los novillos de Sánchez Herrero —salvo el tercero— ofreció entrega ni emoción, dejando el festejo a merced del corazón de un torero.

Andrades se marchó con la plaza rendida. Sin orejas, pero con algo más valioso: el respeto y la ilusión que despierta una figura en ciernes.

Ficha Técnica del festejo

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Imágenes: Alfredo Arévalo Plaza 1

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