Reseña Madrid – 16 abril 2025

En un clima más primaveral que triunfal, la Plaza de Toros de Las Ventas acogió el tradicional festejo del Domingo de Ramos con un encierro de Valdellán que no facilitó las cosas. El triunfo se rozó por momentos, especialmente en manos de Antonio Ferrera, pero la falta de acierto con los aceros marcó la tónica de la jornada.

Ferrera brilló como único faro artístico de la tarde. Con el segundo de la tarde, dejó una faena templada y honda, llena de matices, donde los naturales largos y los derechazos cadenciosos elevaron la temperatura del tendido. Supo entender al toro y llevarlo largo con suavidad, pero la espada fue un muro infranqueable: dos pinchazos antes de la estocada final le cerraron la puerta grande. En su segundo, el cuarto del festejo, apenas pudo justificarse con un ejemplar sin celo ni opciones.

Alejandro Mora vivió una confirmación de alternativa amarga en lo numérico, pero rica en intenciones. Su primero, “Bilbaíno”, tuvo un pitón derecho interesante que el extremeño supo aprovechar con gusto, aunque la faena se alargó innecesariamente. La espada lo condenó al son de los tres avisos. Con el sexto, más deslucido aún, se mantuvo voluntarioso y firme.

David de Miranda tuvo que lidiar con un lote complicado, en especial el sobrero tercero, de Los Maños, que reemplazó al titular. Puso empeño y técnica, sobre todo en el quinto, en el que logró algunos muletazos limpios y mandones por la derecha. Una media estocada precedió un feo percance al subalterno Vicente Herrera, herido al apuntillar. El silencio fue su único acompañante en la vuelta al ruedo.

Una tarde espesa, de esfuerzo sin eco, que solo tuvo luz en los destellos aislados del toreo caro de Ferrera y la actitud valerosa de los tres diestros.